Estamos
llamados a “reparar
el Corazón de Cristo”,
es decir, a la tarea de reconducir,
reorientar hacia
él, a su Corazón, a
toda la humanidad; a colaborar en la misión de recapitular,
reasumir toda la
Creación en ese centro al que son atraídas todas las cosas y donde
culminan en último término: el Corazón
de Cristo,
el Corazón de Dios. Y
en este proceso, nada queda fuera. Cada uno de nosotros, la entera
humanidad, la historia, la creación… todo lo herido sangra desde
el Corazón del
mundo, en el Corazón de Cristo,
en el Corazón de Dios.
La
praxis de “la reparación al Corazón de Jesús”, el deseo de
reparar el Corazón de Cristo,
permite entonces pensar en un mundo reparado y comprometerse a
fondo con él, y hacerlo “en Cristo
y desde Cristo”.
Hna.
Nurya Martínez-Gayol Fernández, ACI