Recuerdo estar sentada sola en el baño, esperando con angustia a ver si estaba embarazada. Esos sesenta segundos parecían una eternidad: “¡Negativo! ¡Gracias a Dios!”.
Ocho años después y recién casada, mi esposo y yo tomamos la prueba, y lloramos de alegría al ver que dio positivo. ¡Qué diferencia hace el sacramento del matrimonio!
En la secundaria, me moría de miedo cada vez que debía tomarme la prueba del embarazo. La experiencia me hacía entrar en pánico por un tiempo, pero luego volvía a las viejas costumbres.
Por temor empecé a tomar la píldora anticonceptiva y luego empecé a usar la inyección. Pero algo sucedía en mi interior cada vez que tomaba una píldora o me ponía la inyección. Sentía que una parte de mí moría. Supongo que cuando en una relación le faltamos el respeto a nuestro cuerpo, nos volvemos descuidadas con respecto a nuestro cuerpo de otras maneras. Incluso empezamos a actuar en contra de nuestros cuerpos. Es como si comenzásemos a separarnos nosotras mismas de nuestros cuerpos.
Aquí estoy yo, con dieciséis años y perfectamente saludable, pero tomando sustancias para estar sexualmente disponible. Las pastillas me producían nauseas, cambios de ánimo, depresión y me hinchaban.
Recuerdo haberme preguntado una y otra vez: “¿Por qué me obligo a pasar por todo esto?”. Sabía que no era por mí, aún así no tenía respuesta.
Sólo había confusión y oscuridad
Mi enamorado no me ayudaba mucho cuando decía: “Oh, sólo intenta un tiempo más. Entonces todo estará bien”. En otras palabras, “no me importa si esto perjudica tu cuerpo. Si yo puedo tener sexo sin responsabilidad, la vida es maravillosa”.
Las compañías de control de natalidad te dicen que es “liberador”, pero “esclavizante” sería una mejor descripción. La anticoncepción no sólo nos vuelve enemigas de nuestro propio cuerpo, sino que también genera con frecuencia resentimiento hacia los hombres en general.
¿Alguna vez han escuchado a una chica molesta decir “los hombres no tienen idea de lo que es tener dieciséis años y tener que pasar por la prueba del embarazo”?. Es verdad: Los chicos probablemente actuarían diferente con respecto al sexo si fueran ellos quienes pudieran quedar embarazados. Por otro lado, ningún hombre podrá saber jamás lo que es para su cuerpo el convertirse en un tabernáculo de la vida.
La fertilidad de la mujer es un regalo, no una maldición
MTV, Planned Parenthood y Cosmopolitan quieren hacernos creer que el embarazo es una especie de enfermedad. Ellos promueven sin cesar las inyecciones, los parches y las píldoras para esterilizarnos.
Nunca nos dicen toda la verdad acerca del control de natalidad: el mayor riesgo de contraer cáncer de mama, que la píldora y la inyección muchas veces causan abortos cuando él bebe tiene tan sólo una semana sin saberlo nunca la madre.
Muchas veces nos dicen que necesitamos tomar la píldora por razones médicas sin decirnos que usualmente hay otras alternativas.
Muchas veces la contracepción “falla” por alguna razón y la chica se halla embarazada sintiéndose indefensa y sola. Pero aun si estás embarazada y eres soltera, el embarazo siempre es un regalo. Aunque pueda parecer aterrador ahora, debes saber que Dios tiene una razón
para todo.
Si estás usando la píldora anticonceptiva deja de hacerlo y usa en vez de eso el autocontrol. Si ya estás embarazada, busca ayuda y cuida la vida de tu bebe, sin importar lo que digan los demás.
Si ya has pasado por un aborto, Dios te ofrece un océano de misericordia.
A partir de hoy, decídete a vivir una vida de pureza
Siendo pura, estarás amando tu cuerpo, estarás amando a tu futuro esposo y, más importante aún, estarás amando a Dios.
Raras veces rezaba, me rodeaba de malos amigos, salía con chicos que se aprovechaban de las mujeres y estaba escandalizada de cuán difícil era permanecer pura. Si nosotras deseamos seriamente mantenernos puras, necesitamos darnos cuenta que no es la ausencia de sexo lo que nos hace puras:
- Es el deseo diario de glorificar a Dios con nuestros cuerpos.
- Es un estilo de vida que reorienta todo, desde la forma en que nos vestimos hasta la forma en que bailamos, hasta los lugares a los que vamos los viernes por la noche.
- Es vivir con un propósito, en vez de ser pasivas y sorprendernos o desilusionarnos constantemente de que no podamos encontrar el amor.
Es cierto, este estilo de vida es difícil, pero el reto de la pureza nos ayuda a construir el carácter y el tipo de chica que los buenos chicos buscan en una novia.
Más aún, los sacrificios que hagamos ahora nos entrenarán para los sacrificios que sostienen un matrimonio para siempre.
Cuando Dios nos llama a vivir de cierta forma, Él nos otorga los medios para hacerlo. De manera que Jesús nos dejó los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.
Decía sollozando que era difícil mantenerse pura mientras me rehusaba a usar los dos mejores soportes que Dios me había dado. Fue sólo con el poder de la Misa y de las gracias que vienen de la confesión que pude comenzar de nuevo sin mirar atrás.
Luego de la confesión, tenía una paz que ninguna relación me había ofrecido antes. En lugar de ser una ocasión de vergüenza, el sacramento se convirtió en una experiencia de alegría. Empecé a profundizar mi vida de oración y asumí una especial devoción por la Virgen María.
-Crystalina Evert