"En el actual contexto cultural, la Iglesia lucha por transmitir la belleza de la visión cristiana de la corporeidad y de la sexualidad, tal como surge de la Sagrada Escritura, de la Tradición y del Magisterio de los últimos Papas. Por lo tanto, se necesita con urgencia una búsqueda de modalidades más adecuadas, que se traduzcan concretamente en la elaboración de caminos formativos renovados. Es necesario proponer a los jóvenes una antropología de la afectividad y la sexualidad capaz de dar el justo valor a la castidad, mostrándole sabiduría pedagógica el significado más auténtico para el crecimiento de la persona en todos los estados de vida. Se trata de centrarse en la escucha empática, el acompañamiento y el discernimiento, en la línea indicada por el reciente Magisterio. Por esta razón, es necesario cuidar la formación de operadores pastorales que sean creíbles, a partir de la maduración de las propias dimensiones afectivas y sexuales." (Documento Final, 149)
Esta postura del Sínodo se entiende mejor desde los trabajos previos sobre la tercera parte del documento:
-"La virtud de la castidad es una afirmación gozosa, que crea las condiciones para el amor humano y divino." (Círculo Hispánico B)
-"Presentar la bella, aunque desafiante visión, enseñanza y antropología de la Iglesia acerca del cuerpo, sexualidad, amor y vida, matrimonio y castidad." (Círculo Ánglico A)
-"El encuentro de Cristo y el deseo de seguirlo nos invitan a compartir su modo de vida: pobreza, castidad y obediencia a la voluntad del Padre, sea cual sea nuestro estado de vida. Se relaciona con la relación con los bienes materiales, con lo que guía nuestras elecciones de vida, con las relaciones humanas ... No es evidente para los jóvenes, incluso apasionados por Cristo y su Evangelio, entrar en tal estilo de vida, mientras que nuestras sociedades preferirían invitar a hacer lo inverso. ¿Cómo ayudar a los jóvenes a descubrir la belleza de una vida dada en la abnegación y la apertura a Dios y a los hermanos?" (Círculo Gálico A)
