Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad, aquí estoy dispuesto a obrar, a emprender, a sufrir lo que quieras, a sacrificar los que me pidas.
En la oscuridad, la carencia de brillo, la pobreza, la humildad y el abatimiento, haz que encuentre tu protección, y que así permanezca hasta que tú lo digas, Padre, para que tu voluntad y tus designios se cumplan, bajo el velo de la inutilidad, de la incapacidad y de la locura de la cruz.
Y si, por causa de la oscuridad, la incertidumbre llena mi espíritu y mi corazón, haz que persevere con paciencia y con amor en este estado, hasta que tu sabiduría y tu bondad se complazcan en hacer que brille de nuevo tu luz.
Creo en tu providencia, Padre, confío en tu bondad, me propongo amar y obedecer a todas las manifestaciones de tu voluntad. Amén.
(Cfr. Padre Dehon, DSP)