P. ¿Para qué es el sacramento de la Confesión?
R. Para perdonar los pecados mortales y veniales cometidos después del Bautismo.
P. ¿Qué es pecado mortal?
R. El pecado (en general) es decir, hacer, pensar o desear algo contra los Mandamientos de Dios. Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: que tenga como objeto una materia grave y que, además, sea cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento.
P. ¿Qué es materia grave?
R. La materia grave es precisada por la respuesta de Jesús al joven rico: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre” (Mc 10, 19).
P. ¿Por qué se llama mortal?
R. Porque mata en el alma de la vida sobrenatural de la gracia.
P. ¿Qué debe hacer, entonces, el que ha caído en pecado mortal?
R. Debe confesarse cuanto antes.
P. Y mientras tanto, ¿qué hará para no estar expuesto a condenarse?
R. Tendrá verdadero dolor de contrición de sus pecados, con firme propósito de confesarse y enmendarse.
P. ¿Y cuándo recibimos el sacramento de la Confesión?
R. Cuando nos confesamos bien y recibimos la absolución.
P. ¿Qué partes tiene la Confesión para quitar el pecado mortal?
R. Tres.
P. ¿Cómo se llaman?
R. La primera, contrición o arrepentimiento. La segunda, confesión o acusación. Y la tercera, satisfacción o reparación.
P. Y en estas tres cosas necesarias para el que quiere recibir este sacramento, ¿Se incluyen algunas otras cosas?
R. Sí, en la contrición se incluye el propósito de enmienda y en la confesión, el examen de conciencia.
P. Según esto, ¿cuántas cosas son necesarias para confesarse bien?
R. Cinco, que son: examen de conciencia, contrición, propósito de enmienda, confesión, y satisfacción.
P. ¿Qué es el examen de conciencia?
R. Es procurar con dedicación acordarse de los pecados cometidos desde la última confesión bien hecha.
P. ¿Y si hubiese algún pecado no confesado por olvido en las anteriores?
R. Hay que incluirlo también en el examen para confesarlo.
P. ¿Y cómo se debe hacer el examen?
R. Pensando en los mandamientos de Dios y en los preceptos de la Iglesia y en las obligaciones de tu condición, recordando los lugares donde has andado y ocupaciones que has tenido. Todo esto, después de haber pedido luz a Dios para conocer tus culpas.
P. ¿De cuántas maneras es la contrición?
R. De dos: una perfecta y otra imperfecta, que llamamos atrición.
P. ¿Qué es contrición perfecta?
R. Es un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar, que brota del amor de Dios amado sobre todas las cosas
P. ¿Y qué es la atrición?
R. Es un dolor que nace de la consideración de la fealdad del pecado o del temor de la condenación eterna y de las demás penas con que es amenazado el pecador.
P. ¿Y cuál de estos dolores es mejor?
R. El de contrición perfecta.
P. ¿Y por qué?
R. Porque el de contrición perfecta nace de amor filial y el de atrición del temor: el de contrición perfecta, perdona las faltas veniales, y obtiene también el
perdón de los pecados mortales si comprende la firme resolución de
recurrir tan pronto sea posible a la confesión sacramental; pero por solo el dolor de atrición, no alcanza el perdón de los pecados graves.
P. Y para confesarse uno bien, ¿basta el dolor de atrición o se requiere el de contrición perfecta?
R. Basta el de atrición; pero mejor y más seguro es llevar el de contrición perfecta y este debe procurar tener el que se confiesa.
P. ¿Y cuándo se debe tener el dolor?
R. Antes que el sacerdote confesor absuelva al penitente.
P. ¿Qué cosa es el propósito de enmienda?
R. Una firme resolución de nunca más ofender a Dios.
P. ¿Qué es la confesión o acusación?
R. Es manifestar sin engaño ni mentira todos los pecados mortales al sacerdote confesor.
P. Y el que calla por vergüenza algún pecado mortal, o confiesa alguno grave que no ha cometido, o hace su confesión sin dolor o sin propósito de enmienda o sin ánimo de cumplir la penitencia, ¿se confiesa bien?
R. No. Comete un grave sacrilegio, y queda con la obligación de volver a confesar los pecados que confesó y no confesó, y, además, el de sacrilegio que hizo.
P. ¿Y quiénes pueden temer no haber tenido dolor ni propósito en sus confesiones?
R. Los que no se apartan de las ocasiones, y los que, después de una y otra confesión, caen en unos mismos pecados.
P. Y para uno formar dolor y propósito verdadero, ¿qué le conviene hacer?
R. Antes de llegar a confesarse, pedir al Señor que le ayude con sus auxilios, meditar por un rato, o en los beneficios que el Señor le ha hecho, o en su pasión, muerte, o en su bondad, y una o más veces decir el acto de contrición.
P. ¿Qué cosa es la satisfacción o reparación?
R. Es satisfacer o reparar a Dios por las penas temporales debidas por el pecado, cumpliendo la penitencia que impone el sacerdote confesor.
P. ¿Con qué gravedad peca el que no cumple la penitencia, o la difiere mucho tiempo, sin causa, exponiéndose a no cumplirla?
R. Peca mortalmente si la penitencia es por pecados graves.
P. ¿Qué es el pecado venial o leve?
R. El pecado (en general) es decir, hacer o pensar algo, contra los Mandamientos de Dios. Un pecado es venial cuando no se observa en una materia leve lo prescrito por la Ley de Dios, o cuando se desobedece a la Ley de Dios en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.
P. ¿Por qué se llama venial o leve?
R. Porque ligeramente, esto es, con facilidad, cae el hombre en él, y fácilmente se lo perdona.
P. ¿Qué daño causa el pecado venial?
R. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. El pecado venial enfría el amor impidiéndole dirigirse a Dios con rapidez.
P. ¿¿Puede ser perdonado el pecado venial sin penitencia?
R. No.
P. ¿De cuántas maneras se puede hacer penitencia por los pecados veniales?
R. De tres maneras.
P. ¿Cuáles son?
R. Primera, con la eucaristía, la Unción de los Enfermos y, en general, con todos los sacramentos del Nuevo Testamento, mediante los cuales se comunica la gracia. Segunda, si van acompañados de la detestación de los pecados: con el acto penitencial de la misa, con el "Yo confieso" y el "Padre nuestro". Tercera, si van acompañados de reverencia hacia Dios y hacia las cosas divinas: la bendición episcopal, la aspersión del agua bendita, una unción sagrada, la oración en una iglesia consagrada.
P. ¿Estamos obligados a confesar los pecados veniales?
R. No; aunque es bueno y provechoso. Pero se debe tener propósito de ir disminuyendo estos pecados veniales. De lo contrario, correría peligro de caer por falta de deseo de progresar o de quitar los impedimentos del crecimiento espiritual, que son los pecados veniales.
P. ¿Puede ser perdonado el pecado venial sin ser perdonado el mortal?
R. No. La remisión de una culpa siempre es obra de la gracia. Pero quien está sujeto al pecado mortal carece de la gracia de Dios y no se le perdona ningún pecado venial.