I. Institución
1 ° Hch 8,14-17 "Los apóstoles, que estaban en Jerusalén, oyendo que los de Samaria habían recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, quienes habiendo venido, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo. Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos; pero ellos habían sido bautizados solamente en el nombre del Señor Jesús. Así que les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo".
2 ° Hch 19,5-6 "Después de escuchar estas palabras, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y después que Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo descendió sobre ellos; hablaban varias lenguas y profetizaban".
3 ° 2 Co 1,21-22 "Es Dios quien nos ungió, quien nos selló con su sello, quien nos dio por primicias el Espíritu Santo en nuestros corazones".
II. Materia
1 ° La materia está compuesta por una mezcla de aceite y bálsamo, consagrada por el obispo, conocida con el nombre de santo crisma, y con el que este unge la frente del confirmado.
2 ° Concilio de Florencia. La materia de la confirmación es el crisma bendecido por el obispo, compuesto de aceite que significa la pureza de la conciencia y de bálsamo que representa el olor de la buena vida.
3 ° San Cipriano. Fortalecidos por esta unción, podemos luchar contra los malos espíritus, y el perfume espiritual que nos hace respirar, nos protege de los ataques de la corrupción del mundo...
III. Forma
1 ° Concilio de Florencia. La forma (del sacramento de la confirmación) consta de estas palabras: Yo te marco con la señal de la cruz, y te confirmo con el crisma de la salvación, en el nombre del Padre...
2 ° San Ambrosio. Dios Padre los ha marcado con su sello, Jesucristo, Nuestro Señor los ha confirmado y afirmado, y les ha dado por primicias el Espíritu Santo en sus corazones, como lo han aprendido del apóstol.
IV. Ministro
1 ° Concilio de Florencia. El ministro ordinario es el obispo. Y aunque un simple sacerdote puede hacer las otras unciones, esta está reservada solo para el obispo, porque leemos que solo los apóstoles (a los que sucedieron los obispos), son los que dieron el Espíritu Santo por la imposición de manos, como lo vimos claramente por los Hechos de los Apóstoles.
2 ° San Inocencio I. Que solo los obispos tienen derecho de confirmar, no solo lo prueba la práctica de la Iglesia, sino también lo que hemos leído en los Hechos de los Apóstoles 8,14-17.
Efectos de la Confirmación
I. Somos revestidos de fuerza para el combate
1 ° San Euquerio. En la confirmación somos fortalecidos por la presencia del Espíritu Santo, quien se hace nuestro guardián, nuestro consolador y nuestro tutor.
2 ° Hechos 4,31-33. "Los apóstoles fueron llenados del Espíritu Santo y anunciaron la palabra de Dios con seguridad. Ellos dieron testimonio con una gran fuerza de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo."
3 ° Podemos con San Cipriano atribuir a la fortaleza dada por la confirmación la sucesión perpetua de mártires en la Iglesia.
II. La confirmación nos da los siete dones del Espíritu Santo
1 ° San Ambrosio. A la oración del obispo, el Espíritu Santo desciende con sus dones de sabiduría y de inteligencia, de consejo y de fortaleza, de ciencia, de piedad y de temor de Dios.
2 ° San Euquerio. Recibimos el Espíritu Santo para poder hacer un sabio discernimiento entre el bien y el mal, amar la justicia, odiar la injusticia, resistir la perversidad y el orgullo, combatir la voluptuosidad y las sucias pasiones...
III. La confirmación nos da la fuerza para soportar las injurias
1 ° Hch 5,41 "Entonces los Apóstoles salieron del sanedrín todos llenos de alegría por haber sido juzgados dignos de sufrir oprobios por el nombre de Jesús".
2 ° El obispo da al confirmado una bofetada para enseñarle que debe soportar pacientemente las injurias.
IV. La confirmación imprime en nuestra alma un carácter indeleble
1° 2 Co 1,21-22. "Es Dios quien nos confirma, quien nos ungió con su gracia, quien nos marcó con su sello y quien nos dio por primicias el Espíritu Santo".
2° Pedro el Venerable: la unción de la confirmación no debe repetirse, porque los fieles, una vez provistos contra las trampas del demonio y del mundo por los socorros del Espíritu Santo, no tienen otro Espíritu Santo que recibir. Siempre pueden vencer al demonio por el mismo Espíritu Santo.
3° La confirmación corresponde a la virilidad y la perfección en la gracia, como el bautismo corresponde al nacimiento, no debe ser renovada.
Dones del Espíritu Santo
I. Su naturaleza y sus nombres
1 ° Estos dones son hábitos sobrenaturales que Dios da al alma, para disponerla a la práctica de la virtud.
2 ° Los encontramos designados en el profeta Isaías, capítulo 11,2, que dice, hablando del Mesías, que "sobre él reposará el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de ciencia y piedad y que será lleno del Espíritu del temor del Señor".
II. Los tres primeros dones
1 ° La sabiduría nos hace conocer nuestro fin último y tomar los medios para lograrlo.
2 ° La inteligencia nos hace comprender en cierta medida las verdades reveladas, los grandes misterios de la religión, como la Trinidad, la encarnación, la redención, los atributos de Dios, etc.
Así mismo, las verdades opuestas a nuestra naturaleza corrompida, como las ventajas de la pobreza, la bienaventuranza de las persecuciones, la renuncia a sí mismo, el perdón de las injurias, etc.
3 ° El don del consejo o de prudencia nos hace tomar en todas las cosas, la mejor parte. Debemos pedir este don al inicio de nuestras acciones y sobre todo a la hora de tomar una gran decisión, por ejemplo, para la elección de un estado de vida.
III. Los cuatro últimos dones
1 ° La fortaleza nos hace superar todos los obstáculos a la salvación.
2 ° La ciencia nos hace conocer a las criaturas en tanto que ellas pueden conducirnos a la salvación. Tienes que pedirla para el estudio.
3 ° La piedad nos une a Dios y nos hace amar su culto y sus sacramentos.
4 ° El temor nos inspira un profundo respeto por la majestad de Dios y nos hace temer desagradarle.
IV. Los frutos y los dones extraordinarios del Espíritu Santo
1 ° Ap 22,2 y Ga 5,22-23. El Espíritu Santo fecunda el árbol de la gracia en nuestras almas y hace que dé doce tipos de frutos: la caridad, el gozo, la paz, la paciencia, la benevolencia, la bondad, la longanimidad, la mansedumbre, la buena fe, la modestia, la continencia, la castidad.
2 ° Los principales dones extraordinarios son: el lenguaje de la sabiduría, los milagros, las profecías, el don de lenguas (cf. 1 Co 12,8-10).
Padre Dehon, Catéchisme Des Frères 1873–1876 (ACD9020001/17-28)