Misterios dolorosos con meditaciones del Padre Dehon

Cruz dehoniana

Introducción:

Vamos al Calvario. Estas son las consecuencias de nuestros pecados: la larga agonía del Salvador, sus humillaciones, sus sufrimientos, la flagelación, la coronación de espinas, los desgarramientos de su Corazón, los clavos, la cruz, la muerte. (ASC 2/17; Cfr. RSC 112)

1er Misterio: La agonía de nuestro Salvador en Getsemaní

Te pido la gracia de arrodillarme a tu lado, oh Jesús, de orar contigo y de mezclar mis lágrimas con la sangre redentora que tu divino Corazón derramará por mí en medio de su agonía. (ASC 2/86)

¡Oh Jesús! si supiera rezar, ¡cuántas gracias obtendría de tu misericordia! Ayúdame. Quiero empezar hoy a orar mejor, a orar bien, con respeto, con atención, con corazón. Dame, Señor, el espíritu de oración, en unión con tu divino Corazón.(ASC 2/93)

-Pedimos la gracia del horror y la huida del pecado.

2do Misterio: La flagelación de nuestro Salvador

Flagelación inicua, ya que el juez reconoció la inocencia del condenado. Flagelación vergonzosa: era la tortura de los esclavos y había que soportarla semidesnudos. Cruel flagelación, ya sea por la brutalidad de los soldados sobornados por los judíos, o por la delicadeza del cuerpo de Jesús, y la cantidad de golpes dados sin medida para obligar a Jesús a una confesión que no podía dar. (ASC 3/324)

Extrema humildad y extrema caridad, estas son las dos lecciones que Nuestro Señor nos da en este misterio.

Señor, pon en mi corazón los sentimientos de humildad y reparación que llenaron el tuyo. Dame sobre todo un amor ardiente, que te mostraré haciendo mejor cada una de mis acciones en el espíritu de amor hacia tu Sagrado Corazón. (ASC 3/332)

-Pedimos la gracia de la mansedumbre y la paciencia en las humillaciones y el perdón generoso.

3er Misterio: La coronación de espinas de nuestro Salvador

La realeza de Jesús es burlada. – Los legionarios paganos de Pilatos imaginan una fiesta de coronación, una escena diabólica donde la crueldad más bárbara se une a la ignominia sangrienta, al desprecio, a la injuria. Lo coronan con espinas trenzadas que le desgarran la cabeza y la frente. (ASC 2/292)

Déjame, oh Jesús, arrancar todas estas espinas, borrar todos estos escupitajos, reparar todos estos fuelles, por tantos actos de amor, de arrepentimiento y de honrosas enmiendas. Lo comprendo hoy, cada vez que evite una falta, cada vez que edifique a mi prójimo, sacaré una espina de tu frente y traeré un alivio a las penas de tu corazón. (ASC 2/299)

Nuestra cruz y nuestra corona de espinas es el deber diario, es la regla, es la obediencia, es la modestia, es la paciencia en las pruebas.(ASC 3/341)

Debo llevar al menos la corona de espinas de la meditación, la modestia de los ojos, la mortificación de mi imaginación y de mis pensamientos. (ASC 10/195)

-Pedimos la gracia de la santificación de nuestro sufrimiento.

4to Misterio: Nuestro Salvador lleva la cruz

Pilato entrega a Jesús a los judíos. Lo toman, lo maltratan. Él se deja hacer, porque ha tomado sobre sí nuestros pecados. Está dispuesto a asumir el papel de culpable condenado y castigado en nuestro lugar. – ¡Oh Jesús, tu Corazón es demasiado generoso! Soy yo quien merece ser condenado. ¿Qué haré para aliviarte? Esperas que me convierta y haga penitencia. Hoy me impondré tal mortificación.

Jesús está cargando su cruz. Lo veo encorvado, sucumbiendo bajo la carga, bajo los golpes. Es por nosotros, es por mí, que él se reduce a esto. “Él tomó sobre sí nuestros dolores, llevó nuestras iniquidades” (Is 53,4). Sólo tengo un camino para aligerar la cruz de mi Salvador, es llevar la mía con valentía: la cruz del deber, del trabajo, del celo; la paciencia en las pruebas y dificultades de cada día, la lucha contra mí mismo. Oh Jesús mío, ayúdame. (ASC 2/168; Cfr. 3/196)

-Pedimos la gracia de abandonarnos totalmente a la voluntad de Dios.

5to Misterio: La crucifixión y la muerte de nuestro Salvador

“Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza”. Todo es misterio en la vida y en la muerte de Jesús. Su Corazón sufrió a lo largo de su vida y especialmente en su agonía, para expiar todos los pecados de nuestro corazón, todos nuestros malos afectos, todos nuestros malos deseos. (ASC 3/41)

Quiero beber de estas fuentes el espíritu de amor y reparación, y desde hoy quiero ofrecer todas mis acciones en este espíritu, mejor de lo que lo he hecho hasta ahora. (ASC 4/43)

La crucifixión de Jesús es mi salvación, obtenida por su paciencia, por sus sufrimientos, por sus expiaciones, por el amor de su Corazón. La crucifixión de mi mala naturaleza sigue siendo la salvación obtenida por el sacrificio, por la mortificación, por la paciencia. Gracias a Nuestro Señor, por su adorable paciencia, que es para mí la salvación y el ejemplo a seguir. (ASC 3/362)

-Pedimos la gracia de un lugar en el Sagrado Corazón de Jesús.