Oración al Corazón de Jesús en tiempos de aflicción

INTRODUCCIÓN A LA ORACIÓN

El Corazón de Jesús dice: "Vengan a mí todos los que sufren y que tienen dolor, y yo los aliviaré" (Mt 11,28).

Así que vamos, los que estamos agobiados por los remordimientos y las ansiedades, los que estamos quebrantados en el cuerpo y en el espíritu, los que estamos desgarrados por las relaciones y por la duda, los que sentimos profundamente dentro de nosotros las divisiones e injusticias de nuestro mundo. Vamos, que el Corazón de Jesús nos invita a llevarle nuestro quebrantamiento.

ORACIONES DE INTERCESIÓN

Se sugiere que se haga una pausa de silencio entre cada intención y la respuesta.

Por aquellos de nosotros que tenemos tensión y estrés. (Pausa).

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Por aquellos de nosotros que tenemos un control de la vida que es frágil debido a una enfermedad física, mental o espiritual. (Pausa).

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Por aquellos de nosotros a quienes la enfermedad, el sufrimiento o el dolor nos hace vulnerables y ansiosos. (Pausa).

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Por aquellos de nosotros con familias y amigos que luchan por entendernos. (Pausa)

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Por familias y amigos, terapeutas y sacerdotes y todos los que buscan caminar junto a los que tienen estrés y nervios, y están vulnerables y frágiles. (Pausa)

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Para que nuestra Iglesia sea un lugar de seguridad, refugio y compañía para aquellos que estamos con ansiedad, desesperación, soledad y perdidos. (Pausa)

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Para que nuestra Iglesia logre mostrar el amor de Dios a aquellos que necesitan escuchar el Evangelio de la Vida verdadera. (Pausa)

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Por todos aquellos que están en confusión por los efectos de la enfermedad mental, el dolor, la aflicción, el remordimiento, la injusticia. (Pausa)

    -Derrama, Señor Jesús, tu paz.

Padre nuestro...

ORACIÓN FINAL

Señor Jesús, Tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado. Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos que me han afectado en tierna edad y de aquellas heridas que me las han provocado a lo largo de toda la vida.

Señor Jesús, Tú conoces mis problemas, los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor. Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en Tu Corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío. Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor, Todas esas heridas que, en mi vida, han sido causa de raíces de pecado. Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido, mira esas heridas interiores que me hacen incapaz de perdonar. Tú que has venido a curar los corazones afligidos, cura mi corazón.

Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas. Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de Tu Corazón Divino. Ayúdame a ser humilde y benigno. 

Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas. Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que Tú eres la Resurrección y la Vida. Hazme testigo autentico de Tu Resurrección, de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte, de Tu Presencia de Viviente entre nosotros. 

Amén.

Gloria el Padre y al Hijo y al Espíritu Santo...

Y NO TE OLVIDES DE LA EUCARISTÍA...

«Ciertamente que Nuestro Señor ha querido retratarse a sí mismo bajo los rasgos del Buen Samaritano. Él ha querido revelarnos bajo esta parábola toda la bondad y la compasión de su Corazón. Y si fue el Buen Samaritano en su vida mortal, sembrando por doquier sus cuidados, sus consuelos, socorriendo y curando a todos los heridos y enfermos, no endureció su Corazón en la Eucaristía. Él está allí con la misma bondad, la misma ternura por los que sufren. Él dice de nuevo: "Vengan a mí todos ustedes que penan y sufren, y yo los aliviaré" [Mt ​​11,28]. Iré a él, le mostraré mis heridas, las heridas espirituales sobre todo. Él pondrá el aceite que suaviza y el vino que cauteriza. Él me aliviará, estoy seguro. Mira Señor, en qué estado me han reducido las tentaciones de la carne, del mundo y del demonio, levántame, cúrame.» (Padre Dehon, ASC 6/103)