Novena de sanación por los sobrevivientes de abusos sexuales en la Iglesia


Introducción

El Papa Francisco escribió sobre el escándalo de abusos sexuales dentro de la Iglesia y pide a todo el pueblo de Dios que se acerque a los sobrevivientes solidariamente. El cuerpo herido de la Iglesia solo puede sanar si todos y cada uno de sus miembros forman parte de este proceso de sanación.

“Es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. Tal transformación exige la conversión personal y comunitaria, y nos lleva a […] aprender a mirar donde el Señor mira, a estar donde el Señor quiere que estemos, a convertir el corazón ante su presencia. Para esto ayudará la oración y la penitencia. Invito a todo el santo Pueblo fiel de Dios al ejercicio penitencial de la oración y el ayuno siguiendo el mandato del Señor, que despierte nuestra conciencia, nuestra solidaridad y compromiso con una cultura del cuidado y el “nunca más” a todo tipo y forma de abuso." (Papa Francisco)

A través de esta novena, queremos responder al llamado de nuestro Papa. Unidos en oración, pedimos a Dios un verdadero cambio en cada uno de nosotros y en toda su Iglesia.

Día 1: “Los abusaron y los trataron con crueldad” (Ez 34,4)

Lectura

Ezequiel 34, 1-4

Reflexión:

«¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia! [...] La traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre, es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison – Señor, sálvanos (cf. Mt 8,25)» (Card. Ratzinger)

La cantidad de sufrimiento a la que nos enfrentamos como Iglesia es inexpresable: conocemos que menores de edad han sido abusados sexualmente por un notable número de clérigos y personas consagradas. Leemos que estos han explotado descaradamente la confianza depositada en ellos. El dolor que padecen los jóvenes y sus familias es muy hondo. Todos los que se vean afectados, serán moldeados por ese dolor durante toda la vida, hasta en sus relaciones más íntimas y personales.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Padre Dios, no sabemos qué decir. Aturdidos, enfrentamos el mal que sucede por culpa de pastores de tu Iglesia. ¿Qué haremos con las muchas personas cuya confianza ha sido vergonzosamente explotada? 

Señor, nos damos cuenta de que estas cosas terribles no se pueden deshacer. Por esto, rezamos para que ayudes a todas las víctimas y sobrevivientes de abusos y para que las consueles en su insondable dolor. Cura lo que nosotros, tu Iglesia, solos no podemos sanar. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo y nuestro hermano. Amén.

Día 2: “La ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad” (Rm 1,18)

Lectura

Romanos 1, 18 y 32

Reflexión:

"Hoy nos vemos desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu. Si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y especialmente las víctimas de todo tipo de abuso puedan encontrar una mano tendida que las proteja y rescate de su dolor. Tal solidaridad nos exige, a su vez, denunciar todo aquello que ponga en peligro la integridad de cualquier persona. Solidaridad que reclama luchar contra todo tipo de corrupción, especialmente la espiritual." (Papa Francisco) 

El dolor de las víctimas de abuso dibuja amplios círculos. Propaga desánimo, ira, vergüenza y disgusto. Especialmente entre aquellos que se preocupan por la Iglesia, quienes se sienten traicionados por aquellos sacerdotes y obispos que lastiman a otros en lugar de estar ahí para ellos.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Señor Jesús, nos airamos increíblemente cuando imaginamos lo que está pasando en la mente de algunas personas. Aquellos que se supone deben proclamar tu mensaje de amor, aquellos que se supone que son "pastores" para otros y que, obviamente, sienten que tienen derecho a hacer lo que quieran. Algunas veces nos preguntamos cómo queremos seguir, siendo tan grave el disgusto que sentimos por la miseria que causan algunos de sus pastores. Por favor, ayúdanos a nosotros, tu Iglesia, a entender de qué se trata todo esto, o al menos entender qué podemos hacer nosotros por esta situación. Amén.

Día 3: “¡No se hagan cómplices de los que obran así!” (Lc 12,2)

Lectura

Efesios 5,3-13

Reflexión:

"El dolor de estas víctimas es un gemido que clama al cielo, que llega al alma y que durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad." (Papa Francisco)

Durante años se han repetido informes sobre los miembros de la iglesia que están abusando de su posición. Obviamente hay fuerzas presentes que quieren trabajar en secreto. Estos poderes no son de Dios, quien llama a sus hijos "la luz del mundo". A pesar de lo dolorosos que son los más nuevos conocimientos, tenemos que enfrentarlos para disipar la oscuridad con la luz que nos dio Cristo. Incluso si deseáramos negarlo, este abuso es real, dentro y fuera de la Iglesia.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Señor Jesucristo, Tú has venido al mundo para aproximarnos a la grandeza del amor de Dios Padre. Tú has venido a sanar lo que está herido, incluso corriendo el riesgo de ser herido y matado tú mismo. Nosotros preferiríamos que estos terribles acontecimientos no sucedieran. Pero, obviamente, el mundo no es como nosotros lo imaginamos, tampoco lo es la Iglesia. Con respecto a esta situación, es ciertamente mejor que se saque a la luz lo que hasta ahora ha sido silenciado. Danos a nosotros, tu Iglesia, la fuerza para enfrentar la realidad sin perecer en ella. Amén.

Día 4: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos” (Mc 9,35)

Lectura

Marcos 9,33-37.42 y 10,42-54

Reflexión

"La única manera que tenemos para responder a este mal que viene cobrando tantas vidas es vivirlo como una tarea que nos involucra y compete a todos como Pueblo de Dios".  (Papa Francisco)

Toda comunidad necesita ser guiada. El ministerio es un servicio, no un privilegio. Como católicos bautizados, Pueblo de Dios, debemos vivir los ministerios en la Iglesia según la enseñanza de Jesús, para evitar que algunos miembros abusen de otros.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Padre Dios, ¡Solamente Tú eres el Señor! Tu nos llamas a ser tu Pueblo, tus hijos. En nuestro bautismo fuimos proclamados sacerdotes, profetas y reyes. Es emocionante que haya quienes se dediquen a ti de un modo tan especial, pero esta vocación no es para que abusen de los otros. Ayúdanos a desprendernos de cualquier forma de exageración humana, así como a encontrar el mejor modo de servir en tu Iglesia, la que nos fortalece a cada uno de nosotros en la dignidad de Hijos. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo y Nuestro Señor. Amén.

Día 5: “¡Levántense!” (Jn 14,31)

Lectura

Juan 14,30-31

Reflexión:

"Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de la conversión y la unción interior para poder expresar, ante estos crímenes de abuso, nuestra compunción y nuestra decisión de luchar con valentía" (Papa Francisco).

Mucho de lo que podemos conocer sobre el escándalo del abuso nos deja con una sensación de impotencia. Necesitamos actuar en contra de esta sensación de debilidad para que aquellos que se permiten ser mezquinos puedan desprenderse de las fuerzas que hicieron posible el abuso en primer lugar. En un mundo santo, nada de esto sería necesario. Pero, obviamente, nuestro mundo no es santo. Es por eso que se necesita coraje para promover lo santo. ¡Dios es Santo! Por esto Jesús pudo cargar con la cruz sobre sus hombros. Y, por esto, Él nos invita a seguirlo valientemente.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Padre Dios, a veces nos gustaría poner fin y dejar atrás todo. Al mismo tiempo, sabemos que cerrar los ojos ante el sufrimiento es en vano. ¡Te pedimos coraje! Danos el coraje para enfrentar todo aquello que nos asusta, no importa lo horrible que sea. Regálanos la inquebrantable certeza de saber que Tú puedes más que toda esta maldad. Fortalécenos a nosotros, tu Iglesia, en la lucha para defendernos de aquellos que dañan tu evangelio de Amor misericordioso. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, quien cumplió perfectamente Tu voluntad. Amén. 

Día 6: “Por sus frutos los reconocerán” (Mt 7,16)

Lectura

Mateo 7,15-23

Reflexión

"Es imprescindible que como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables." (Papa Francisco) 

Enfrentar la realidad suele dolernos mucho porque podemos ver aquello que nos gustaría esconder. El renovado escándalo de abuso nos enseña que necesitamos tener los ojos abiertos, incluso en la Iglesia. No se trata de poner a todos bajo sospecha, pero tampoco debemos ser ingenuos. Sólo por el hecho de que alguien se proclame enviado en nombre de Jesús, no significa que actué en nombre de Él. Todos somos desafiados a abordar aquellas situaciones que nos resultan extrañas. Sólo de esta manera podremos evitar futuros abusos.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Señor Jesús, desde los tiempos de “Adán y Eva” nos es difícil distinguir entre el bien y el mal. Incluso hoy en día, no siempre es fácil saber en quién confiar. Al mismo tiempo, sabemos que dependemos de otros y que esto seguirá siendo así. Que tu Espíritu Santo nos ayude a ver y sentir cuando alguien se presenta haciendo el bien y cuando haciendo el mal. Danos a nosotros, tu Iglesia, claridad para abordar valientemente todo lo que está en contra de tu mandamiento de Amor. Déjanos ayudar de esta manera para evitar futuros abusos. Amén.

Día 7: “Si un miembro sufre, todos sufren con él” (1Co 12,26)

Lectura:  

1 Corintios 12, 12 y 26-27

Reflexión

Todo lo que se realice para erradicar la cultura del abuso de nuestras comunidades, sin una participación activa de todos los miembros de la Iglesia, no logrará generar las dinámicas necesarias para una sana y realista transformación. La dimensión penitencial de ayuno y oración nos ayudará como Pueblo de Dios a ponernos delante del Señor y de nuestros hermanos heridos, como pecadores que imploran el perdón y la gracia de la vergüenza y la conversión, y así elaborar acciones que generen dinamismos en sintonía con el Evangelio.” (Papa Francisco). 

La Iglesia es usualmente llamada “cuerpo”. Ella es un cuerpo herido del cual nos preocupamos. Somos miembros de la Iglesia, una parte de este cuerpo, necesitamos sanar junto a Ella.

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Padre Dios, dice tu Palabra “si un miembro sufre, todos sufren con él”. Esto nos muestra que nosotros solo podremos sanar juntos. A pesar de que no todos somos personalmente responsables por los abusos cometidos por algunos sacerdotes y obispos, todos necesitamos cambiar. La situación solo es modificable si cada uno de los miembros de tu cuerpo, es sanado. Nosotros Iglesia, necesitamos trabajar juntos para descubrir y poner fin a las estructuras más injustas. Te pedimos la fuerza y paciencia para renovar tu Iglesia según tu voluntad. Te lo pedimos por medio de Jesucristo; de quien proviene toda sanación. Amén.

Día 8: “Derribó a los poderosos de su trono” (Lc 1,52)

Lectura

Lucas 1,46-55

Reflexión

"El cántico de María no se equivoca y sigue susurrándose a lo largo de la historia porque el Señor se acuerda de la promesa que hizo a nuestros padres: «Dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos» (Lc 1,51-53), y sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz." (Papa Francisco)

En la medida que María se volvió más consciente de su vocación, ella cantó el “Magnificat”. María expresó en su oración que, en los últimos tiempos, Dios provocará la justicia que todos anhelamos tan desesperadamente. La desesperanza y el cinismo nos roban la fortaleza que necesitamos para mejorar la situación. Confiar en la promesa de que Dios es el señor de la historia, y que conduce a su Pueblo a través de los tiempos, es nuestro desafío de ser cristianos. 

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Padre Dios, muchas veces tus caminos nos parecen cerrados. No obstante, confiamos en que sabes lo que estás haciendo. Tú eres Dios; solamente Tú. Incluso si hay fuerzas en este mundo y en tu Iglesia que se resisten a Vos, nadie puede tomar tu lugar; no importa cuánto lo intenten.

Señor, instala tu justicia en el mundo y en tu Iglesia. Dispersa a quienes son soberbios de corazón y eleva a los humildes. Te lo pedimos por Jesucristo, Hijo tuyo y Señor Nuestro. Amén.

Día 9:  “Líbranos del mal” (Lc 6,13)

Lectura:  

Lucas 6, 9 y 13

Reflexión

“La penitencia y la oración nos ayudará a sensibilizar nuestros ojos y nuestro corazón ante el sufrimiento ajeno y a vencer el afán de dominio y posesión que muchas veces se vuelve raíz de estos males. Que el ayuno y la oración despierten nuestros oídos ante el dolor silenciado en niños, jóvenes y minusválidos.” (Papa Francisco).

Algo tiene que cambiar. Los servicios de autoridad en la Iglesia deben ser humildes como quiso el Señor, y cualquier abuso de la autoridad eclesial debe terminar. 

Padre nuestro, Dios te salve María, Gloria...

Oración final

Señor Jesús, tu Iglesia debe purificarse constantemente. Lamentablemente, lo estamos experimentando estos días. Te pedimos, junto con personas de todo el mundo, que esta purificación suceda rápidamente. Concédenos a nosotros, tu Iglesia, la conversión para que tu palabra se viva y se transmita. Une a tu Pueblo para que nos opongamos firmemente a todo lo que nos aleje de Ti. Que tu voluntad se haga en nosotros y a través nuestro. Porque el reino, el poder y la gloria son tuyos, ahora y siempre. Amén.