El 14 de septiembre es el día de la Fiesta de la Exaltación de la Cruz y aniversario de la fundación del primer noviciado de la Congregación, casa "fundada sobre la cruz" (Cfr. Dehon, NHV 35/99), y también es el mes del aniversario de la primera edición en español de la obra "El Principito" (20/09/1951). La frase "solo se ve bien con el corazón", perteneciente a esta obra, ha sido la inspiración para la cruz de la juventud dehoniana, después adoptada como cruz oficial de la Congregación SCJ. Esta frase nos invita a mirar más allá de lo superficial y a encontrar el verdadero significado de las cosas. Y la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús nos llama a contemplar con los ojos del corazón.
En un mundo que a menudo se enfoca en lo externo, la devoción al Sagrado Corazón nos recuerda que la verdadera conexión con Dios y con los demás se encuentra en lo profundo de nuestro ser. El Corazón de Jesús, símbolo de su amor infinito, nos invita a ir más allá de las apariencias y a encontrar la presencia de Dios en nuestras vidas.
Para los jóvenes, esta espiritualidad puede ser una guía en medio de los desafíos y las distracciones de la vida moderna. Al mirar con el corazón, podemos descubrir la belleza de nuestra fe, la compasión de Dios y el llamado a vivir una vida plena y significativa.
Contemplar el Sagrado Corazón de Jesús nos enseña a:
- Cultivar la Interioridad: En un mundo que a menudo nos empuja a estar siempre ocupados y conectados, la espiritualidad del Sagrado Corazón nos invita a hacer un alto y a escuchar la voz de Dios en nuestro interior. A través de la oración, la meditación y el silencio, podemos encontrar la paz y la fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida.
- Abrazar la Misericordia: El Corazón de Jesús, herido por nuestros pecados, pero rebosante de amor y perdón, nos recuerda que somos amados incondicionalmente por Dios. Esta conciencia de la misericordia divina nos inspira a ser más compasivos y a extender esa misericordia a los demás.
- Vivir el Amor: El Sagrado Corazón de Jesús es el símbolo del amor de Dios hecho carne. Al contemplarlo, aprendemos a amar como Él ama: de manera incondicional, generosa y sacrificial. Este amor transforma nuestras relaciones y nos impulsa a construir un mundo más justo y fraterno.
Queridos jóvenes, los invitamos a mirar con los ojos del corazón y a descubrir la riqueza de la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús. Que esta devoción los ayude a encontrar la presencia de Dios en sus vidas y a vivir con autenticidad, misericordia y amor.