El Mensaje de la Virgen de la Salette

‎ Te contamos el Mensaje de la Virgen de la Salette (Fiesta: 19 de septiembre), muy ‎tenido en cuenta por el Padre Dehon‎:
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RECONCÍLIENSE CON DIOS
‎(cf. Mt 5:23; Mc.11:24; 2Cor 5:18; Ef 2:15 )‎

Nuestra Señora específica dos rechazos del pueblo: ‎
‎ 1. El irrespeto del Día del Señor.¿Cómo damos honor al Día que el Señor se ‎ha reservado para El mismo? ¿Es realmente día de reposo, día de asistir a la Santa ‎Misa?‎
‎ 2. El irrespeto al Nombre de mi Hijo. Los que utilizan el Nombre de Cristo ‎por la menor adversidad e imponen a Dios la responsabilidad de éstas, olvidándose así ‎de las propias. Cuando nos vemos asediados con toda clase de pruebas, egoístamente ‎nos cerramos en nosotros mismos sin esperanza. La Virgen viene a recordarnos ‎nuevamente "Santo es su Nombre", porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los ‎hombres por el que nosotros debamos salvarnos (Hech 4:12). ‎

EL CAMINO A LA CONVERSIÓN: ‎
‎(Mt. 6:5; Mc. 14:32; Luc 18:1; Jn 17)‎

‎ 1. Oración perseverante y profunda: La Virgen Santísima nos exhorta a orar ‎diariamente, mañana y tarde. Velad y orad (Mt 26:41) ‎
‎ Los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabanza a Dios ‎‎(Hch 2:42), han de ofrecerse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios (Rom ‎‎12:1), han de dar testimonio de Cristo en todo lugar y, a quien se la pida, han de dar ‎también razón de la esperanza que tienen en la vida eterna (1Pe 3:15). (Conc Vat II, LG, ‎‎10).‎
‎ 2. Participación en la Santa Misa. El participar juntos cada semana como ‎cristianos en la celebración de la Misa Dominical es una necesidad vital. ‎
La Palabra de Dios nutre nuestra fe, el contacto con Cristo en la fracción del pan para un ‎nuevo mundo es fuente de dinamismo, la comunión con su Cuerpo entregado por ‎nosotros y su Sangre derramada nos recuerda que debemos estar listos para dar nuestras ‎vidas por otros y entonces hacernos partícipes, siendo fortalecidos en su Espíritu. ‎
En el corazón de este mundo que pasa y al cual estamos todavía ligados por nuestra ‎ceguera e inercia, la Iglesia, en la celebración de la Eucaristía, comprende y anuncia que ‎el nuevo mundo, inaugurado por Cristo resucitado, está realmente presente entre ‎nosotros, y es necesario que seamos sus testigos en nuestra vida cotidiana, a través de ‎nuestra conducta individual y como miembros de la sociedad. ‎
La necesidad eucarística entonces es fuente de esperanza y de gozo que nadie nos podrá ‎quitar (Lc 21:14; Jn13:1, 20:19-26).‎
‎ 3. Recobrar nuestra dignidad actuando como cristianos. ¿Qué realmente ‎hacemos con nuestra dignidad de hijos de Dios cuando desperdiciamos el alimento, ‎cuando menospreciamos los bienes que quizá otros necesitan? Para recobrar nuestra ‎dignidad debemos darnos cuenta que no solo de pan vive el hombre y que los esfuerzos ‎necesarios que hagamos para compartir nuestras bendiciones con otros nos pone en ‎comunión con el Hijo de Dios, de Quien se deriva nuestra dignidad. "En verdad os digo ‎que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" ‎‎(Mt 25:40)‎
‎ Cada año se nos presenta el maravilloso testimonio dado por Jesús durante su ‎Pasión (1Tim 6) y es un recordarnos que nunca debemos "vender" nuestra dignidad. El ‎poder de la resurrección está entre nosotros obrando y haciéndonos hijos de Dios. ‎Entonces no puede haber nada que nos comprometa con la falsedad, la injusticia, el ‎dinero o el poder. ‎

La Dimensión Misionera es Urgente
‎(Mt 28:18; Luc10:1; Jn 17:18; 20:21; Rom 10:13).‎

‎ La dimensión misionera es esencial para todo cristiano y Nuestra Señora nos lo ‎recuerda. Cristo, nuestro Señor vino a crear nuevas condiciones de vida, reconciliada ‎con Dios y con el prójimo. Debemos dedicar nuestro existir a realizar esta vida de ‎reconciliación en este mundo dividido en el cual nos encontramos. La Reconciliación es ‎la fuerza viva capaz de abrir el futuro a todas las gentes, renovando así los lazos rotos o ‎debilitados por el egoísmo y los temores. ‎
EN ESTE MUNDO DONDE TANTOS TRABAJAN, CONSTRUYEN, SUFREN Y ESPERAN, ‎TENGAMOS TAN SOLO UN TIPO DE OBSESIÓN: OBSESIÓN MISIONERA.‎


Fuente: www.corazones.org