La Pastoral de las Bendiciones

El Documento de Aparecida hace una valoración positiva de la piedad popular. Reconoce en ella un camino y una oportunidad para el encuentro personal con Jesucristo. Entre las expresiones de religiosidad popular se encuentran las bendiciones, a través de las cuales se manifiesta “la fe de los sencillos” (EN 48). Ellas merecen, por lo tanto, una adecuada atención pastoral.
 

Las personas humildes y sencillas acostumbran a vivir y a expresar su fe por medio de la religiosidad popular. Así lo reconoce el Documento de Aparecida cuando afirma que “la religión del pueblo latinoamericano es expresión de la fe católica” (DA 258). Para esas personas las bendiciones hacen explícita la presencia ordinaria, habitual y creadora de Dios; y lo hacen de un modo sensible, cercano, experimentable, en momentos dados y con signos o gestos expresivos. En la bendición -y en las cosas benditas- ellas descubren de modo peculiar la presencia del Dios con el que conviven. En el simbolismo de la vida ordinaria ellas intuyen que el Señor les sigue acompañando con su providencia y protección. Es como si percibiesen -aunque no lo digan explícitamente- que Dios sigue haciendo con ellas Historia de Salvación. 

En este sentido cabe afirmar que las bendiciones revelan una fuerza pedagógica y profética, pues conducen a una visión de la cercanía de Dios y a una concepción más unitaria de todo lo creado. Las bendiciones pasan a ser así actos significativos, signos de la presencia de Dios en todas las realidades de la vida. Es de admirar la conexión estrecha e íntima, diríase que casi connatural, que la gente sencilla percibe entre Dios, los seres humanos y las cosas creadas. Es una sugerente y atractiva perspectiva en la que se hace patente la globalidad de la fe. 

El interés por la pastoral de las bendiciones, al tiempo que trata de favorecer una experiencia religiosa y espiritual, es también una muestra de aprecio hacia las costumbres, tradiciones y culturas de nuestros pueblos. 

Revista Medellín / vol. XXXIX / No. 156 / Octubre - Diciembre (2013) / p. 545-590