La amnesia colectiva ante algunos mandamientos



Existe una especie de amnesia colectiva ante algunos mandamientos. Es común escuchar a personas que se sienten o se creen “buenas”, porque no matan a nadie (5to mandamiento), no roban a nadie (7mo), honran a sus padres (4to), etc… pero cuando se les pregunta con mayor precisión: ¿y santificar las fiestas? (3ro), ¿no decir falso testimonio o mentir? (8vo) o ¿no consentir pensamientos o deseos impuros? (9no) hacen oídos sordos, casi como si les hablara en otro idioma, como si esos no fueran parte de la lista, o se ríen lanzando frases como: “tampoco hay que exagerar”.


¿Por qué pasa esto? ¿Por qué no se tienen presentes estos mandamientos tan importantes a la hora de considerarse a uno mismo como una  “buena”persona? Creo que en gran parte se debe a que muchos de estos mandamientos son los más atacados y relativizados (a través de la difusión positiva de sus vicios contrarios) por la sociedad, y por ende son también de los mandamientos que cuesta más cumplir. Sí, especialmente hoy, el no ir a misa, el mentir a cada rato por cualquier motivo, o el cometer actos impuros de todo tipo, son pan de cada día.


Piensa en el daño que nos hacemos al tener estos mandamientos relegados sin darles la relevancia que merecen en nuestras vidas, para así despertar (nos) de esa somnolencia (ya sea querida como no). Específicamente  el 9no (y el 6to íntimamente ligado), el mundo trata de escondernos a toda costa cuánto daño nos hacen los pecados de impureza, particularmente el de la pornografía. La verdad se esconde tras tantas maquilladas mentiras: “es normal”, “no le hago mal a nadie”, “nadie me ve”, etc.. Este mal tan nocivo hoy se ha transformado en una verdadera epidemia. Y a diferencia de otros pecados, es una epidemia con un potencial de daño infinito, porque mientras otros males tienen al menos como limitante los dolores o limites físicos que implican; como  las drogas por ejemplo que tarde o temprano nos pasan la cuenta, la imaginación en cambio al ser una potencia espiritual se abre sin limites hacia el infinito, por eso es una adicción de un potencial destructivo alarmante. Un profesor que conocí justo refiriéndose a este problema decía cuan importante es en este caso acudir a María, que es Madre de la pureza y “la guardiana del infinito”.

El  Señor con sus mandamientos no busca complicarnos la vida (idea muy difundida), sino que por el contrario nos invita a través de ellos a una libertad auténtica, que no es hacer lo que se me da la gana, sino hacer aquello para lo cual he sido creado, es decir, vivir para el amor auténtico, puro y libre. Por eso es necesario conocer y respetar cuales son los limites, limites fuera de los cuales nos traicionamos a nosotros mismos, dañándonos a nosotros mismos y dañando a los demás, en un verdadero acto suicida como llamaba el Papa Juan Pablo II al pecado. Este es un llamado muy importante a promover con convicción la pureza acusando la mentira del pecado, pues todos estamos llamados a ser de aquellos “bienaventurados limpios de corazón, porque ellos verán a Dios” (Mt5,8).

Impactantes estadísticas: ¡Los niños ven pornografía por primera vez a los... ¡9 años! (¡Promedio!) Si, entre los 8 y los 16 años ya casi todos (90%) han visto algo pornográfico, y casi siempre (77%) internet mediante!



Fuente: http://catholic-link.com/2012/09/20/la-pornografia-una-epidemia-que-nadie-quiere-ver-impactante/